Desmontando el mito del poliéster en las torres de refrigeración

Torre de refrigeración

De la guerra de Ucrania a la cheapflación pasando por el COVID, ¿Es posible tener más por menos hoy en día?

 

Hace unas semanas perdí la adjudicación de suministro de unas torres de refrigeración para una importante y emblemática obra en Madrid. Llevaba más de 2 años trabajando el proyecto, con estudios, alternativas, variantes y revisiones, y finalmente no fui capaz de ofrecer la confianza suficiente al cliente que nuestro producto, torres de refrigeración fabricadas en resina de poliéster reforzado con fibra de vidrio (PRFV), era su mejor alternativa. He de felicitar a nuestra competencia por haberlo conseguido ya que el cliente se decantó por la alternativa de torres fabricadas en acero galvanizado.

 

Lejos de tomármelo mal, decidí aplicar lo que aprendí leyendo el libro de John C. Maxwell A veces se gana, a veces se aprende que me regaló hace unos meses un amigo del sector de la refrigeración industrial y a quién se lo agradezco enormemente. Decidí analizar con positividad la derrota: ¿Qué he hecho mal? ¿Qué podría haber hecho mejor? ¿Qué ha hecho mejor mi competencia de lo que pudiera aprender? ¿Cómo puedo mejorar y evitar que vuelva a suceder en el futuro? Son preguntas que no todo el mundo puede responder, pero que me llevaron a reflexionar.

 

Debido a la postpandemia del COVID y la guerra en Ucrania vivimos una época en la que el precio de los componentes electrónicos, metales, derivados del petróleo, etc. parece no tener techo, asusta y mucho, pero la subida no afecta a todos por igual y algunos materiales se han visto más perjudicados que a otros. Esto ha cambiado las condiciones del juego. ¿Pero…y esto cómo se relaciona con mi reflexión?

 

Pues bien, el precio de los metales se ha incrementado en mayor medida que los derivados del petróleo como las resinas. Esto ha hecho que las torres de refrigeración fabricadas en carcasa de resina de poliéster PRFV  actualmente tengan un coste de materias primas para su fabricación considerablemente menor que las torres de acero galvanizado, lo que las ha posicionado con una doble ventaja: Menor coste y mayor calidad, gracias a su resistencia a la corrosión, estanqueidad, facilidad de reparación, y durabilidad. Pero abordaré las ventajas del PRFV en otro artículo.

 

Algunos profesionales del sector tienen la creencia de que las torres fabricadas con resina de PRFV son más económicas que las metálicas, y siempre he defendido que ese mito es falso. Una simple reflexión es suficiente para desmontarlo cuando paras a pensar en la mayor mano de obra que requiere la fabricación de las torres de PRFV frente a las metálicas. Ahora debo retractarme y darles la razón.

 

La cheapflación hace referencia a una técnica cada vez más usada por las empresas, y de dudosa legalidad, que reducen la calidad para poder mantener precios. Este no es exactamente el caso, ya que tanto las torres de acero galvanizado como las de resina de PRFV han aumentado su precio en los últimos años, pero en este caso sí que se puede conseguir más por menos gracias a la evolución del precio de los materiales.

 

Anteriormente tendrías que invertir un 10-15% más si querías un equipos inalterable a la corrosión fabricado en resina de PRFV, ahora te puedes ahorrar ese mismo porcentaje porcentaje con descuentos del 10-15% y disfrutar de sus ventajas.

 

Sin trampa ni cartón, el mayor beneficiado de esta evolución de precios ha sido el poliéster. Ahora la pregunta es: ¿Hasta cuándo durará esta situación?